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El monopolio de John D. Rockefeller y la conspiración de Big Pharma

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John Davison Rockefeller, nacido en 1839, se convirtió en uno de los magnates industriales más destacados de la historia de Estados Unidos. En los albores del siglo XX, Rockefeller controlaba el 90% de las refinerías de petróleo del país a través de su compañía Standard Oil, lo que lo convirtió en el primer multimillonario estadounidense.

Sin embargo, su imperio se vio amenazado en 1911, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos dictaminó que Standard Oil era un monopolio ilegal y lo obligó a disolver la empresa. A pesar de esto, Rockefeller estaba decidido a lograr aún más éxito.

En ese momento, se estaban descubriendo y desarrollando los productos químicos derivados del petróleo, conocidos como “petroquímicos”. Rockefeller vio en esto una oportunidad para expandir su imperio una vez más. Los productos petroquímicos podían patentarse, a diferencia de los remedios naturales, lo que representaba una gran oportunidad para las ganancias.

Sin embargo, en aquel entonces, los remedios naturales y tradicionales eran muy populares en Estados Unidos, y Rockefeller necesitaba eliminar a su competencia para crear un monopolio en el campo de la medicina, al igual que lo hizo en la industria del petróleo. Para lograrlo, se asoció con su amigo Andrew Carnegie, otro magnate industrial.

Juntos, idearon un plan para apoderarse de la medicina estadounidense. Desde la Fundación Carnegie, enviaron a un hombre llamado Abraham Flexner a visitar las facultades de medicina y hospitales de todo el país. Flexner presentó un informe en 1910, solicitando una reestructuración completa del sistema médico de Estados Unidos para eliminar los remedios naturales y promover los productos farmacéuticos de Rockefeller.

Como resultado, muchas facultades de medicina que enseñaban medicina natural y tradicional fueron cerradas, y los médicos que no cumplieron fueron satanizados e incluso encarcelados. Rockefeller y Carnegie ofrecieron enormes subvenciones a las facultades de medicina y hospitales que adoptaran la medicina Rockefeller, asegurando así su control sobre el sistema médico.

Rockefeller tomó el control de la Asociación Médica Estadounidense (AMA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), garantizando que solo se aprobaran y promovieran los medicamentos de su empresa. Además, fundó la Sociedad Estadounidense del Cáncer en 1913, consolidando aún más su control sobre la medicina estadounidense.

Este monopolio resultó en lo que conocemos como “Big Pharma”, que monopolizó la medicina estadounidense y suprimió los remedios y tratamientos alternativos. Sin embargo, no se trata de una teoría de conspiración, sino de hechos históricos documentados.

En la década de 1950, el senador estadounidense Charles Toby encargó un informe a Benedict Fitzgerald para investigar las acusaciones de conspiración y monopolio en la medicina. El Informe Fitzgerald, publicado en 1953, reveló una conspiración alarmante por parte de las grandes farmacéuticas para suprimir la medicina alternativa.

El caso Latreile

Un ejemplo notable de esta supresión fue el caso de Laetrile, un compuesto derivado de la amigdalina presente en las semillas de albaricoque, que se propuso como una posible cura para el cáncer. A pesar de los resultados positivos en experimentos con animales y pacientes, la FDA y las instituciones controladas por Rockefeller lanzaron una campaña en su contra.

El caso del Laetrile y el encubrimiento por parte de las grandes farmacéuticas es solo una muestra de cómo John D. Rockefeller, magnate industrial y primer multimillonario de Estados Unidos, utilizó su influencia y poder para monopolizar la medicina en ese país. A través de su compañía Standard Oil, Rockefeller ya había controlado el 90% de las refinerías de petróleo en Estados Unidos, pero su ambición no se detuvo ahí.

Tras la disolución de Standard Oil en 1911 debido a un fallo de la Corte Suprema que lo declaró un monopolio ilegal, Rockefeller encontró una nueva oportunidad en la industria de la medicina. En colaboración con su amigo Andrew Carnegie, otro magnate poderoso, idearon un plan para apoderarse de la medicina estadounidense y establecer un monopolio similar al que habían tenido con el petróleo.

Para lograr su objetivo, Rockefeller financió la Fundación Carnegie y envió a Abraham Flexner a recorrer el país informando sobre las facultades de medicina y hospitales. El Informe Flexner, publicado en 1910, pedía una reestructuración completa del sistema médico estadounidense, eliminando los remedios naturales y tradicionales a favor de los productos farmacéuticos patentados por Rockefeller. Las escuelas de medicina que no cumplieron con esta nueva visión fueron cerradas, mientras que las que aceptaron recibir subvenciones de Rockefeller vieron cómo sus prácticas se limitaban a la medicina farmacéutica.

Rockefeller no se detuvo ahí. Tomó el control de la Asociación Médica Estadounidense (AMA) y la convirtió en defensora exclusiva de la medicina científica y en cazadora de brujas de las prácticas médicas alternativas. También influenció en la aprobación de nuevos medicamentos a través de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y fundó la Sociedad Estadounidense del Cáncer en 1913, consolidando su control sobre el sistema médico estadounidense.

El término “Big Pharma” se acuñó para describir este monopolio farmacéutico establecido por Rockefeller y sus aliados. Las grandes compañías farmacéuticas controlaban la medicina en Estados Unidos, promoviendo sus propios productos patentados y suprimiendo cualquier competencia de medicinas alternativas.

El Informe Fitzgerald, redactado en 1953 por el senador Charles Toby, reveló una conspiración alarmante por parte de las grandes farmacéuticas para suprimir y restringir el uso de medicamentos que habían demostrado ser efectivos en el tratamiento del cáncer. El informe mencionaba la existencia de una organización que obstaculizaba el acceso a tratamientos alternativos exitosos.

Uno de esos tratamientos alternativos era el Laetrile, propuesto por el médico Ernst Krebs como una cura para el cáncer. A pesar de los experimentos exitosos realizados por Krebs y el médico John Richardson, la FDA controlada por Rockefeller lanzó una campaña mediática en su contra, alegando toxicidad y peligro. En 1971, el Laetrile fue oficialmente prohibido y Richardson fue arrestado.

La prueba final del encubrimiento médico se se produjo en 1984, cuando el Dr. Ralph Moss, un científico contratado por el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center en Nueva York, reveló la verdad sobre el Laetrile y el encubrimiento de sus beneficios. Moss descubrió que el centro estaba realizando investigaciones positivas sobre el Laetrile, pero que ocultaba los resultados y afirmaba públicamente que el tratamiento era ineficaz.

La revelación de Moss causó un gran revuelo y desató un escándalo en la comunidad médica. Puso al descubierto el engaño y la manipulación perpetrados por las grandes farmacéuticas y sus conexiones con las instituciones médicas de renombre. Moss fue despedido de su puesto, pero su valiente acción ayudó a generar conciencia sobre la corrupción en la industria médica.

A pesar de estos eventos y las numerosas voces que han denunciado el encubrimiento y la supresión de tratamientos alternativos, el poder y la influencia de las grandes farmacéuticas siguen siendo significativos en la industria médica actual. El enfoque predominante sigue siendo el de los medicamentos patentados y las terapias convencionales, mientras que las opciones naturales y alternativas a menudo se enfrentan a barreras regulatorias y descredito.

Es importante tener en cuenta que esta descripción se basa en teorías y afirmaciones controvertidas que no han sido ampliamente aceptadas por la comunidad científica y médica. Siempre es recomendable buscar información y asesoramiento de fuentes confiables y consultar a profesionales de la salud para tomar decisiones informadas sobre el tratamiento de enfermedades.

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