Bienvenidos a un viaje inolvidable a través de un auténtico fenómeno literario, récord de ventas y popularidad en la década de los 80s. Su autor es el español Juan José Benítez, periodista y escritor activo a sus setenta y cinco años de edad que cuenta con más de sesenta y cinco libros publicados, quien afirma que el reciente fallecimiento de su esposa le ha quitado la ilusión por vivir pero seguirá entre nosotros porque todavía le quedan tres o cuatro libros más por publicar.
¿Adivinaron? ¡Efectivamente! Se trata del libro del año 1984 que sedujo a toda una generación: “Caballo de Troya 1. Jerusalén”. Esta fantástica historia es la primera entrega de la saga homónima que consta de 11 volúmenes publicados al día de hoy.
Caballo de Troya. El libro. El autor. La polémica.
¿Conoces a J.J. Benítez?
Juan José Benítez López nació en Navarra, España, en el año 1946. Se licenció en Ciencias de la Información en el año 1965 y trabajó como periodista para varios diarios españoles: “La Verdad de Murcia”, el “Heraldo de Aragón” y “La Gaceta del Norte” en Bilbao.
Fue precisamente en “La Gaceta del Norte” donde le pidieron investigar un teletipo que había llegado a la redacción. Se trataba de un suceso acontecido en Peral de Arlanza, un pueblo de Burgos donde los vecinos afirmaban haber visto un OVNI. Al llegar al lugar se quedó muy impresionado porque todos los testimonios de los testigos del avistamiento coincidían y a partir de entonces se ocupó de todas las investigaciones del fenómeno OVNI en España y en muchos otros países, recabando más de veinte trabajos sobre el tema.
Cuando la organización religiosa Opus Dei tomó las riendas de dicho periódico, éste adoptó una línea de corte conservador donde ya no tenían cabida los temas paranormales. J.J. Benítez (que en sus inicios firmaba con su nombre completo) se vio en serios problemas a sus 33 años, desempleado con cuatro hijos que mantener. Al independizarse, las circunstancias apremiantes lo obligaron a firmar un contrato leonino con una editorial obligándolo a escribir seis libros en un año.
Hay quien cuestiona fuertemente su estilo y su calidad literaria, pero él aclara que no es escritor sino periodista, ya que no tiene el don de la palabra pero sí la disciplina del periodismo.
En esa época se dedicó a estudiar la reliquia más valorada de la Iglesia Católica: la Sábana de Turín (conocida también como Sábana Santa o Santo Sudario). Esta investigación cambió el rumbo de su vida y lo inspiró a escribir la exitosa saga “Caballo de Troya”, de la cual ni siquiera él mismo sabe con certeza cuántos ejemplares se han vendido. El último dato certero de 1992 reportó ocho millones de ejemplares por lo que el autor calcula que en la actualidad la cifra ronda entre 12 y 14 millones. Su obra consta de múltiples trabajos de investigación, novelas, ensayos, poesía, documentales y la serie de televisión de 13 episodios “Planeta Encantado”.
La controversia con la Iglesia Católica.
“Caballo de Troya” narra los pormenores de una supuesta operación militar secreta que los Estados Unidos planearon y ejecutaron desde Israel en el más estricto secretismo a través del testimonio de un militar norteamericano que participó en ella y registró todos los detalles en un diario. El mayor y su acompañante, quienes durante el viaje tomaron el nombre en clave de Jasón y Eliseo respectivamente, se trasladaron al año 30 de nuestra era para acompañar en sus andanzas a Jesús de Nazaret.
Sin embargo, la versión del diario del mayor no es igual a la que oficialmente ha dado a conocer la Iglesia Católica y desmonta por completo la estructura construida durante siglos por la institución para sostener sus afirmaciones.
Editorial Planeta consideró prudente incluir en las primeras ediciones del libro un epílogo firmado por el autor que decía lo siguiente:
«El libro que el amigo lector tiene ahora mismo entre sus manos –“Caballo de Troya”- es un primer ensayo novelístico. Una novela, en suma».
De esta manera cualquier controversia quedaba zanjada aclarando que se trata de un género literario que le otorga al escritor todas las licencias necesarias para incorporar elementos ficticios, pero años después Benítez se arrepintió y pidió retirar dicha leyenda, afirmando que lo narrado en “Caballo de Troya” no es fruto de su imaginación, alimentando aún más (si cabe) la polémica que ha rodeado a la obra desde un principio.
El escritor navarro ha sostenido un pleito constante con la Iglesia Católica y ésta lo ha excomulgado. A pesar de ello, muchos fieles católicos se cuentan entre los millones de seguidores de la exitosa saga.
El Libro de Urantia. Acusaciones de plagio.
En el año 1987, Benítez interpuso una querella criminal por injurias y difamación en contra de la revista Interviú, que lo acusó de reproducir textos completos de “El Libro de Urantia” en sus libros de la saga “Caballo de Troya”.
“El libro de Urantia” es un texto publicado en 1955 en Estados Unidos que también se conoce como “La quinta revelación” o “Documentos de Urantia”. Es un libro que ofrece una nueva versión acerca del origen del Universo y la humanidad dada a conocer a través de seres extraterrestres. De hecho, muchas personas que han abandonado otras religiones tradicionales, desencantadas de las mismas, se cuentan entre sus seguidores.
“El libro de Urantia”, cuya versión original está escrita en inglés, dio origen a una hermandad que creó una fundación, la cual es dueña de los derechos de autor del texto en español y no pretende actuar en contra de J.J. Benítez de ninguna manera. Al parecer ambas partes se han visto beneficiadas, ya que Benítez ha encontrado en el libro una fuente de inspiración para sus investigaciones y la fundación ha aumentado de forma exponencial las ventas y la popularidad de la versión en castellano de “El libro de Urantia” a raíz del éxito de “Caballo de Troya”.
La Fundación Urantia valora el respaldo público que Benítez le ha dado al “Libro de Urantia” sin desvirtuar en ningún momento el mensaje original; por lo tanto el contacto entre ambas partes ha sido en todo momento cordial, incluso en el caso de que el supuesto plagio sea cierto.
Este es un espacio cultural donde no tiene cabida la polémica acerca de la realidad o ficción de los hechos narrados en “Caballo de Troya”. Simplemente he considerado importante explicar el contexto que rodea a este fenómeno literario para que el futuro lector lo comprenda.
A partir de este momento, si gustan acompañarme, hagan su equipaje porque nos vamos de viaje con Jasón y Eliseo al año 30 de nuestra era a conocer a Jesús de Nazaret.
“En todo caso -y con esto concluyo- si el «gran viaje» del mayor fue sólo un sueño de aquel hombre extraño y atormentado, que Dios bendiga a los soñadores.
J. J. Benítez
Caballo de Troya 1. Jerusalén.
El argumento.
En abril de 1980 Juan José Benítez se encontraba en la Ciudad de México (entonces Distrito Federal) presentando un libro de investigación sobre la Sábana de Turín. Fue invitado al programa del prestigiado periodista Jacobo Zabludovsky, y ahí habló de la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. La entrevista provocó un revuelo inusitado y una persona llamó al hotel donde se hospedaba preguntando por Benítez, quien accedió a tomar la llamada, sin imaginar el cambio que daría su vida a partir de ese momento.
Su interlocutor, un piloto retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, se encontraba en Tabasco, al sudeste de la República Mexicana y quería reunirse con él. Sin saber a ciencia cierta qué pensar o en qué creer, Benítez se dejó llevar por su intuición y accedió. El viernes 18 de abril abordó el avión rumbo a Villahermosa, capital del estado de Tabasco y se trasladó al Parque de La Venta, donde se encontraría con el antiguo militar estadounidense en el Gran Altar.
El misterioso personaje era alto y vestía guayabera y pantalones blancos. Se saludaron con un fuerte apretón de manos y se fueron a comer juntos. El hombre le explicó a Benítez que sus declaraciones en televisión hablando de Cristo le hicieron pensar en él como la persona idónea para conocer su secreto y difundirlo, pero antes debía asegurarse de que podía confiar en él y en la firmeza de su espíritu.
Por razones de seguridad, le pidió al investigador que a partir de ese momento se refiera a él como el mayor. Durante la reunión le explicó que no pertenecía a ninguna secta ni grupo religioso a pesar de ser profundamente creyente; debido a la delicada información que tenía en su poder vivía solo en la península de Yucatán y le urgía encontrar a una persona que conociera su mensaje y lo difundiera, porque desafortunadamente le quedaba muy poco tiempo de vida.
Un tanto decepcionado por la parquedad de los datos que le fueron revelados, Benítez regresó al Distrito Federal con la única certeza que obtuvo: la dirección de un apartado postal en Chichén Itzá, a través del cual continuaría su comunicación por correo con el mayor. En esos años, el escritor ya era un personaje muy conocido y controvertido en España y sabía perfectamente que lo investigaban y que muy probablemente su teléfono estaba intervenido; por lo tanto, un amigo suyo prestó su nombre para abrir un apartado de correos seguro y en el peor de los escenarios, si sus cartas eran interceptadas por los servicios de inteligencia, únicamente encontrarían profundas reflexiones acerca de su forma de pensar e investigaciones en torno a la vida, pasión y muerte de Cristo.
Con la llegada del otoño de 1980, las esperanzas de J.J. Benítez se debilitaban tanto como la salud del mayor. Un buen día recibió esa noticia que tanto esperaba: el mayor solicitaba verlo de inmediato. Era evidente que la premura del llamado atendía a un empeoramiento en la salud de aquel hombre, pero Benítez no podía evitar sentirse emocionado ante la idea de conocer al fin la naturaleza del tan anhelado secreto.
Después de una escala en Bogotá para presentar un libro, Benítez se dirige, en el más riguroso incógnito, hasta la península de Yucatán. Al pasar la aduana vio que un hombre sostenía un cartel con su primer apellido. El desconocido se presentó como Laurencio, el fiel acompañante del mayor, quien tenía órdenes de conducirlo al Cenote Sagrado de Chichén Itzá, donde se llevaría a cabo el tan esperado encuentro.
El escritor se negó a ir con Laurencio, pero acudió puntual a la cita en el espectacular cenote de 60 metros de diámetro y 40 de profundidad. La sorpresa de Benítez al ver de nuevo al mayor y abrazarlo fue descomunal. Cuando lo conoció no había podido determinar su edad con exactitud, pero ahora aparentaba 20 años más que hace algunos meses. Estaba encorvado, tenía la barba blanca y descuidada, la piel manchada y se sostenía con un gran esfuerzo.
En esta ocasión, la segunda y última entrega en mano consistió en un sobre blanco que Benítez no debería abrir hasta encontrarse lejos de ahí. El mayor le aclaró que no se volverían a ver nunca porque la entrega que faltaba le llegaría una vez que él estuviera muerto y no faltaba mucho tiempo para ello. Benítez le promete que, pase lo que pase, jamás revelará su identidad y regresa a España habiendo visto por última vez con vida al hombre que estaba a punto de transmitirle el más grande secreto jamás contado.
En el avión abrió el sobre que parecía estar vacío, pero palpando las caras interiores del mismo descubrió una llave pegada que ya había sido usada pero que no estaba acompañada de ninguna instrucción. Entonces recordó las palabras del mayor y pensó que debería ser paciente porque faltaba una última entrega que lo aclararía todo.
Como era predecible, las cartas del mayor se fueron espaciando. Coincidiendo con el día de su cumpleaños, Benítez recibió una carta de Laurencio anunciando la muerte del mayor junto con otro sobre que debía contener la información que completaba el misterio. Con profundo pesar y sentimientos encontrados, el escritor condujo hasta Punta Galea y ahí, frente al Mar Cantábrico, rezó por el mayor y quebró el lacre que resguardaba el sobre.
El documento contenía únicamente cinco frases en inglés, que a simple vista eran absurdas y parecían no tener congruencia. Su traducción es la siguiente:
- “El centinela que vela ante la tumba te revelará el ritual de Arlington.”
- “Llave y ritual conducen a Benjamín.”
- “Abre tus ojos ante John Fitzgerald Kennedy.”
- “El hermano duerme en 44 – W. La sombra del níspero le cubre al atardecer.”
- “Pasado y futuro son mi legado.”
Para resolver el acertijo transcurrió más de un año en el que Benítez tuvo que viajar en dos ocasiones a Washington. Voy a permitir que el futuro lector vaya descubriendo paso a paso el significado de cada una de las pistas y la aventura de la precipitada salida de Estados Unidos de J.J. Benítez al saberse descubierto por el FBI.
Esta es la forma en que el diario del mayor llegó a manos de J.J. Benítez, quien se encargó de fotocopiarlo y ponerlo a buen resguardo previniendo cualquier situación no deseada. A partir de este momento, la novela es una transcripción literal de 350 folios de un total de 500 que conforman el diario del mayor.
El diario detalla cómo fue el entrenamiento de los pilotos antes del viaje y nos da una descripción muy extensa de “la cuna”, nombre en clave que utilizaban los pilotos para referirse a la nave. Conoceremos al general Curtiss, cerebro y jefe de la operación y personaje al que no debemos perder de vista porque juega un papel muy importante en las secuelas de “Caballo de Troya”. Curtiss resolvió las complejas negociaciones con el Estado de Israel, cosa nada fácil ya que era imperante trasladar “la cuna” a territorio israelí sin revelar la verdadera naturaleza de la operación militar que se llevaría a cabo.
Por órdenes del presidente Nixon y su Secretario de Estado Henry Kissinger, Curtiss engaña a la primera ministra israelí Golda Meir haciéndole creer que el objetivo era montar un laboratorio de recepción de fotografías para sus satélites Big Bird que beneficiaría a ambas naciones hermanas, gracias al control que podrían tener de sus enemigos a través de la fotografía satelital.
El mayor, cuyo nombre en clave durante la operación es Jasón, y su compañero Eliseo, retrocedieron 709,137 días en el tiempo para aparecer el 30 de marzo del año 30 en la cumbre del Monte de los Olivos, desde donde podían contemplar perfectamente la ciudad de Jerusalén. A partir de este momento vas a descubrir, o mejor dicho, vas a vivir junto con Jasón y Eliseo una aventura de proporciones épicas que rebasará todas las expectativas que pudieras tener antes de comenzar esta lectura. Ármate con tu propia vara de Moisés (cuya utilidad vas a descubrir a lo largo de esta aventura) y disfruta plenamente este viaje acompañando a Jesús de Nazaret durante los años de su vida pública.
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Otras curiosidades
El “Experimento Filadelfia”.
Una de las claves del gran éxito de “Caballo de Troya” radica en que sus páginas atesoran los sueños que el ser humano ha tenido siempre y nunca ha podido realizar.
Todos hemos querido ser invisibles en algún momento, detener el paso del tiempo en nuestro cuerpo, acabar con una enfermedad incurable o viajar al presente o al futuro para modificar el curso de los acontecimientos, reencontrarnos con seres queridos o descubrir secretos que nos obsesionan.
Si fuera verdad el famoso “Experimento Filadelfia” que a continuación voy a describir, resultaría que gran parte de los deseos que acabo de enumerar podrían ser algo más que teorías cuya materialización siempre ha sido obstaculizada por innumerables paradojas.
Todo comenzó en el Astillero Naval de Filadelfia con un proyecto que desarrolló Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial llamado “Proyecto Arcoíris”. Basándose en las teorías de Albert Einstein y Nikola Tesla, se creía que si los barcos aliados se envolvían en un campo electromagnético lo suficientemente potente como para curvar las ondas de radio y de luz, serían invisibles para los seres humanos e indetectables para los radares de los submarinos U-Boot alemanes que los bombardeaban sin piedad.
El USS Eldridge fue el buque destructor que se usó para la prueba. Fue preparado con toda la tecnología necesaria y el 22 de julio del año 1943 se pusieron en marcha los generadores que activaron la corriente. Estaban presentes científicos norteamericanos y alemanes contrarios al régimen nazi e incluso se afirma que el propio Albert Einstein estaba ahí. El resultado fue exactamente el que esperaban: ante la mirada atónita de los presentes, una fantasmagórica niebla verde envolvió el barco que en ese momento se hizo invisible.
El evento dejó serias secuelas físicas y psicológicas en todas las personas que participaron, pero esto no fue un impedimento para realizar un segundo intento ya que la magnitud del descubrimiento que habían hecho ameritaba una segunda prueba para poder saber con certeza cuánto tiempo se podía mantener invisible el barco a ojos del enemigo.
El 28 de octubre del mismo año fue la fecha elegida para repetir el experimento que tuvo las esperables consecuencias para el personal que en él participó: muertes fulminantes y algunos sobrevivientes que lograron recuperarse de convulsiones y desmayos. Pero… ¿Qué sucedió con el barco?
En esta ocasión las marcas en el agua que evidenciaban la posición del mismo desaparecieron, lo que significaba que, a diferencia del primer intento, ahora el barco invisible ya no estaba ahí.
Si crees que lo has escuchado todo, prepárate para lo siguiente: el buque no sólo desapareció sino que apareció en otra localización a seiscientos kilómetros del punto de origen, en la base de Norkfolk, Virginia, con quince minutos de desfase temporal.
En resumidas cuentas no sólo lo hicieron invisible y lograron transportarlo geográficamente, sino que lograron que viajara al pasado. En el año 1984 la leyenda del Experimento Filadelfia fue llevada al cine en una película producida por John Carpenter y dirigida por Stewart Raffill. David y Jim, dos miembros de la tripulación del USS Eldridge interpretados por Michael Paré y Bobby Di Cicco respectivamente, se ven atrapados por un tornado en el momento en que el barco desaparece y cuando llega la calma se dan cuenta de que han viajado 41 años en el tiempo hasta 1984.
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