Capítulo 2 de El elogio de la sombra: Reflexiones sobre tecnología y tradición

Si prefieres escuchar el análisis completo, te invito a darle play al reproductor y sumergirte en este fascinante capítulo narrado por mí, Luis Carballés. ¡Descubre cómo las sombras y las tradiciones japonesas cobran vida en el capítulo 2 de El elogio de la sombra!

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Capítulo 2 de El elogio de la sombra: Reflexiones sobre tecnología y tradición

Hola, soy Luis Carballés, y en este artículo quiero llevarte a un fascinante viaje a través del capítulo 2 de El elogio de la sombra, la obra maestra de Junichirō Tanizaki. Este capítulo es una invitación a reflexionar sobre cómo la influencia de Occidente ha transformado no solo la estética japonesa, sino también su relación con la tecnología y la vida cotidiana.

Si te interesa comprender cómo las tradiciones culturales chocan con la modernidad y cómo esto afecta nuestra percepción de lo bello, acompáñame.


La bifurcación del camino japonés

Tanizaki comienza este capítulo planteando una idea poderosa: Japón, enfrentado a la modernización impulsada por Occidente, se vio obligado a adoptar tecnologías y estilos de vida que no surgieron naturalmente de su propia tradición. Él lamenta esta «bifurcación», una desviación que, según su perspectiva, ha causado un desajuste entre las soluciones tecnológicas modernas y la esencia de la cultura japonesa.

Desde aviones hasta radios, Tanizaki reflexiona cómo estos avances occidentales, aunque útiles, no lograron integrarse plenamente en la estética japonesa.

Y aquí es donde el ensayo se torna personal para mí: mientras leía este capítulo, no podía evitar pensar en cómo muchas veces adoptamos herramientas y costumbres extranjeras sin detenernos a considerar cómo encajan con nuestra identidad cultural. ¿Cuántas veces hemos cambiado nuestras tradiciones por algo que simplemente parece «más moderno»?


La estética en el cine y la fotografía

Uno de los ejemplos más interesantes que Tanizaki menciona es el cine japonés. A pesar de utilizar cámaras, químicos y películas importados de Occidente, el cine japonés logró desarrollar un estilo único, con un enfoque en las sombras y los contrastes. Esto resalta cómo incluso las herramientas tecnológicas pueden ser reinterpretadas a través de un lente cultural.

Sin embargo, Tanizaki se pregunta: ¿qué habría pasado si Japón hubiera desarrollado su propia tecnología cinematográfica? ¿Cómo habrían sido las cámaras o los métodos de revelado adaptados específicamente al clima, las características físicas y las tradiciones japonesas?

Es una pregunta que resuena más allá del cine: ¿cómo habría sido nuestro mundo si cada cultura hubiese podido avanzar tecnológicamente a su propio ritmo y según sus propias necesidades?


El contraste entre lo brillante y lo envejecido

Uno de los aspectos más cautivadores del capítulo es la comparación que Tanizaki hace entre los materiales occidentales y orientales. Para él, los objetos brillantes, como el acero pulido o el cristal puro, simbolizan la estética occidental, mientras que en Japón se aprecia más la pátina, el desgaste y la «suciedad» acumulada con el tiempo.

Esto me hizo reflexionar sobre nuestra relación con los objetos en el día a día. Vivimos en una época en la que todo debe lucir nuevo, perfecto y limpio. Pero, ¿no hay también una belleza especial en un objeto que muestra su historia? Tanizaki lo llama «el lustre de la mano», esa cualidad que adquieren los utensilios tras años de uso humano.

Por ejemplo, los utensilios de cocina de plata en Japón no se pulen para brillar; se dejan oscurecer y envejecer con el tiempo, ganando una profundidad y elegancia únicas. Esta valoración del envejecimiento natural contrasta con la obsesión occidental por mantener todo impecable.


La relación entre la comida y la penumbra

Otro tema fascinante que aborda Tanizaki es cómo la estética japonesa se refleja en la comida. Imagina un cuenco de laca negra con sopa de miso en su interior, servido en una habitación tenue, iluminada solo por velas. La sombra y la oscuridad no solo realzan la belleza del cuenco, sino también el misterio de la sopa misma, cuyo color y textura parecen fundirse con el recipiente.

Tanizaki argumenta que este juego entre luz y sombra añade una dimensión mística al acto de comer, convirtiéndolo en una experiencia contemplativa. Este es un contraste directo con la estética occidental, donde los alimentos se sirven en vajilla blanca y brillante bajo luz intensa para destacar sus colores vivos.

Me pregunto: ¿cómo sería nuestra experiencia gastronómica si valoráramos más el misterio y la sutileza en lugar de la claridad y la perfección?


Reflexiones sobre arquitectura y espacio

La arquitectura japonesa tradicional es otro tema central del capítulo. Los tejados amplios y las sombras profundas que cubren las casas y templos contrastan con los edificios occidentales, diseñados para permitir la máxima entrada de luz. Tanizaki compara el tejado japonés con un «quitasol» que crea un refugio sombrío, mientras que el tejado occidental es más bien un «tocado» que apenas proyecta sombra.

Esta preferencia japonesa por la penumbra no es casual. Es en la sombra donde las lacas brillan, los espacios adquieren profundidad y los colores cobran vida. La luz intensa, según Tanizaki, borra esos matices y destruye la magia que la oscuridad puede ofrecer.


Una mirada a nuestro presente

Mientras releía este capítulo, no podía evitar pensar en cómo estas ideas siguen siendo relevantes hoy en día. En nuestra búsqueda de modernidad, ¿cuánto hemos perdido de nuestras propias tradiciones? ¿Cuántos detalles sutiles de nuestra cultura hemos pasado por alto en favor de lo «nuevo» y «eficiente»?

Tanizaki no rechaza la modernidad, pero nos invita a reflexionar sobre cómo podemos integrarla sin perder nuestra esencia. Es un recordatorio de que la belleza no siempre se encuentra en lo brillante y llamativo, sino en lo sutil, lo envejecido y lo profundamente humano.


Conclusión

El capítulo 2 de El elogio de la sombra es una exploración profundamente personal y cultural sobre cómo las tradiciones se enfrentan a las fuerzas de la modernización. Tanizaki nos recuerda que, aunque la tecnología puede ser útil, no debemos adoptarla a costa de nuestras raíces.

Como lector y narrador, este capítulo me invita a valorar más los pequeños detalles de la vida cotidiana: la pátina de un objeto, la penumbra de un espacio, el misterio de una sopa servida en un cuenco oscuro. ¿Y tú? ¿Qué aspectos de tu vida crees que podrían beneficiarse de un regreso a lo sencillo y lo auténtico?

Gracias por acompañarme en esta reflexión. Te invito a escuchar el episodio completo o a compartir tus impresiones en los comentarios. ¡La conversación continúa!

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Luis Carballés

Locutor profesional especializado en narraciones de podcasts, audiolibros y proyectos educativos

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