La reseña de hoy está dedicada a la novela “Pedro Páramo” del escritor mexicano Juan Rulfo. Se trata de un libro publicado en el año 1955 que cambió para siempre la historia de la literatura, no solamente por lo que la novela representa por sí misma sino por la influencia y repercusión que tuvo en otros grandes escritores.
Uno de los casos más conocidos es el de Gabriel García Márquez. En 1960, Álvaro Mutis le regaló a su colega y compatriota García Márquez un ejemplar de “Pedro Páramo” cuando éste era apenas un escritor con su primera novela publicada, “La hojarasca”. Se impresionó tanto que no durmió en toda la noche.
De esta manera nos cuenta el mismo García Márquez la anécdota en el libro “Homenaje Nacional del Instituto mexicano de Bellas Artes” en 1980:
Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí La metamorfosis de Kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá –casi diez años atrás– había sufrido una conmoción semejante. Al día siguiente leí “El Llano en Llamas”, y el asombro permaneció intacto. Mucho después, en la antesala de un consultorio, encontré una revista médica con otra obra maestra desbalagada: “La herencia de Matilde Arcángel”. El resto de aquel año no pude leer a ningún otro autor, porque todos me parecían menores.
Gabriel García Márquez
Conmocionado por su descubrimiento, encontró por fin el camino que buscaba para continuar sus libros. El Macondo de “Cien años de soledad” no existiría sin Comala.
¿Conoces a Juan Rulfo?
Rulfo fue un importantísimo escritor que marcó un antes y un después en la historia de la literatura en México y es reconocido como una figura fundamental en el ámbito de las letras universales. Nació en el año de 1917 en un pueblo del Estado de Jalisco llamado Apulco, que en aquellos años tenía únicamente 2,000 habitantes y ni siquiera aparecía en los mapas.
El momento histórico que le tocó vivir y las desgracias familiares que acaecieron en aquellos años definieron su carácter y el rumbo que tomaría su vida. Nació en plena Revolución siendo hijo de un hacendado, por lo que su familia era acomodada, pero la Guerra Cristera trajo consigo grandes desgracias, como la pérdida de todos sus bienes, la muerte de su padre y su abuelo y, muy poco tiempo después, el fallecimiento de su madre.
Al principio su abuela se intentó hacer cargo de él pero terminó viviendo en un orfanato en Guadalajara que el mismo Rulfo llegó a calificar como “correccional”. Esto le ocasionó un estado depresivo que acarreó hasta su vida adulta.
La irrupción de Rulfo en el mundo literario mexicano representa la transición de la “Novela de la Revolución” al llamado “Boom Latinoamericano”. Comenzó a escribir historias a través de su mirada de hombre introvertido, solitario y enigmático que tuvo la sensibilidad de saber contar las cosas cotidianas, las cosas del pueblo, en el mismo lenguaje que utilizaban sus protagonistas. Él decía que no quería hablar como se escribe, sino escribir como se habla.
Al referirse a la obra literaria de Rulfo, muchas fuentes mencionan únicamente el libro de cuentos “El llano en llamas” de 1953 y la novela “Pedro Páramo” de 1955. Sin embargo, se trata de una imprecisión ya que escribió una novela más titulada “El gallo de oro”, que Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes adaptaron para llevarla al cine bajo la dirección de Arturo Ripstein en el año de 1964, mucho antes de que fuera publicada en 1980. Al día de hoy se han realizado varias versiones más de “El gallo de oro” tanto cinematográficas como televisivas.
Gran parte de la belleza y el goce personal que representa la lectura de “Pedro Páramo” radica en el factor sorpresa. Aunque es difícil entrar en blanco a leer una novela de la que tanto se ha hablado ya, voy a reseñar parte del argumento procurando no revelar algún detalle que demerite de alguna manera la experiencia del futuro lector, pero antes me gustaría explicar brevemente qué es el Realismo Mágico, corriente literaria a la que pertenece esta novela.
¿Qué es el Realismo Mágico?
Pedro Páramo es una novela en la que el tiempo y el espacio no existen y por eso, la mejor manera que encontró Rulfo para contarla fue a través de los muertos. ¿Cómo es esto posible? Dentro del marco del Realismo Mágico.
El Realismo Mágico es una corriente que surgió principalmente en Latinoamérica en el siglo XX seduciendo a millones de personas. A ella pertenecen obras inmortales de los más grandes autores del continente: “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, “Aura” de Carlos Fuentes, “Los recuerdos del porvenir” de Elena Garro, “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel y “La casa de los espíritus” de Isabel Allende, sólo por mencionar algunos títulos que probablemente conozcas.
Si te das cuenta, todas estas historias tienen ciertos elementos en común, ya que en ellas suceden eventos que dentro del plano racional no son lógicos pero dentro de la historia están normalizados. El narrador o los narradores (como sucede en el caso de la novela que nos ocupa) cuentan los hechos con toda naturalidad y de la misma manera los perciben los personajes.
Por lo tanto, cuando elegimos leer una novela enclavada dentro de este género tenemos que estar preparados para vivir, a través de sus páginas, aventuras que en la vida real no podrían suceder; y si así fuera, serían percibidas por la razón como hechos extraordinarios sin lugar a dudas.
No pretendo hacer de esta reseña una lección de géneros literarios, pero hay algo que me gustaría puntualizar ya que es un error en el que habitualmente se incurre, que es confundir el “Realismo Mágico” con el “Real Maravilloso”. El punto común es que ambas corrientes narran hechos maravillosos y extraordinarios que no tienen explicación alguna dentro del ámbito en el que se desarrollan, pero en el Realismo Mágico estos hechos pertenecen única y exclusivamente a la invención literaria, mientras que en el Real Maravilloso estos elementos provienen de las propias culturas, principalmente de las latinoamericanas, y se incorporan al ámbito literario.
Ahora que comprendemos mejor de qué va toda esta historia, podemos hablar de la trama de “Pedro Páramo” sabiendo que en este viaje a Comala que estamos a punto de emprender nos encontraremos con muchos personajes y situaciones que sólo pudo haber imaginado la mente de un genio de la literatura como lo fue Juan Rulfo.
El arribo de Juan Preciado a Comala
El primer párrafo de la novela es uno de los inicios más famosos dentro de la literatura en castellano. Haciendo alarde de su capacidad de extraordinario narrador, bastan unas cuantas líneas para captar nuestra atención y adentrarnos por completo en una trama que ha cautivado a millones de personas en todo el mundo. Merece la pena reproducir aquí literalmente el principio de “Pedro Páramo”:
Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo -me recomendó. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después de que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
Todavía antes me había dicho:
-No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.
-Así lo haré, madre. Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala.
Juan Preciado – Personaje de la novela «Pedro Páramo»
El hecho ya está planteado. Juan Preciado cumple la promesa que le hizo a su madre y se dirige a Comala para buscar a su padre Pedro Páramo y reclamarle aquello que como hijo suyo le corresponde. Lleva consigo un retrato ajado de Dolores, que supone que le servirá como una especie de identificación para legitimar su parentesco en caso de que su padre no recuerde a su madre.
En el trayecto se encuentra con un arriero de nombre Abundio quien le enseña que toda la tierra que se alcanza a ver desde ese lugar recibe el nombre de la Media Luna y es propiedad de Pedro Páramo. Abundio también es hijo de Pedro Páramo y le cuenta a Juan que su padre ya murió.
Juan Preciado está completamente desconcertado porque aquel pueblo no es precisamente el lugar idílico del que su madre le habló toda la vida. Abundio le dice que busque a Eduviges Dyada diciéndole que va de su parte y ella le puede dar alojamiento.
Eduviges le asegura a Juan que Dolores le avisó de su visita a Comala. Juan le explica que su madre ya murió y no entiende cómo pudo haberla advertido. Es una situación confusa para el lector, pero recordemos que para los personajes de la historia no lo es.
A partir de este momento debes continuar la lectura poniendo mucha atención a todos los detalles, ya que la primera conversación entre Eduviges Dyada y Juan marca el inicio de esa sucesión de hechos sin explicación racional que van a estar presentes hasta el final de la novela.
“Pedro Páramo” tiene dos hilos narrativos principales: uno es la historia de Juan Preciado contada por él mismo y el otro es la historia de Pedro Páramo contada por un narrador omnisciente. Alrededor de estas dos tramas principales hay otras subtramas menores contadas por otros narradores que enlazan a los múltiples personajes secundarios con los dos protagonistas.
La aventura de Juan Preciado en Comala se intercala con la narración proactiva o racconto de la historia de su padre y en algún momento se van a entrelazar. Es sorprendente la cantidad de recursos narrativos formales y estilísticos que Juan Rulfo emplea en esta obra. A través de esos viajes al pasado que introduce mediante el cambio constante de narradores, se perfila una imagen muy precisa de Pedro Páramo con sus luces y sus sombras.
La vida de Pedro Páramo
Pedro Páramo era el hijo de Lucas Páramo. Vivía enamorado desde niño de Susana San Juan, la hija de Bartolomé. Susana se casa con Florencio, pero se queda viuda y la tristeza hace que empiece a perder la razón.
Pedro hereda toda la comarca de la Media Luna a la muerte de su padre y se convierte en un cacique despiadado cuyo único fin es conquistar el poder en Comala para recuperar a Susana San Juan, sin importarle la locura de Susana y la oposición del padre de ella.
Para poder enriquecerse todavía más, Pedro se casa con Dolores Preciado por bienes mancomunados y le roba todo lo que poseía. Ella termina abandonándolo junto con el niño con el pretexto de que extrañaba a su hermana, y su marido no hace nada por retenerla. Dolores nunca regresó a Comala, por lo menos en vida.
Pedro Páramo representa el prototipo del cacique prepotente y autoritario que no tiene límites para actuar y Preciado es el estereotipo mexicano del hijo natural que busca a su padre para pedirle cuentas.
Todos morirán, unos a manos de otros, aunque probablemente ya lo estén desde el principio de la historia. Pedro Páramo sufrirá por el amor de Susana y en su intento por poseerla precipitará su locura y su desenlace, y al ver que el pueblo no secunda su tristeza por la pérdida de su amada, se cruzará de brazos para permitir que el mundo se derrumbe a su alrededor, y todo el pueblo de Comala muera junto con él.
Hasta aquí podemos contar acerca de la vida de Pedro Páramo y de la aventura de Juan Preciado en Comala. Descubre por ti mismo el destino de cada uno de los personajes que por cierto, son muchos más que los que aquí menciono. Para comprender mejor la genealogía y las relaciones entre todos los personajes de la novela, puedes consultar el siguiente mapa interactivo para descubrir si al igual que Abundio Martínez, Miguel Páramo o Juan Preciado, tú también eres hijo de Pedro Páramo.
Mapa interactivo de los personajes de la novela
No te desanimes si es un libro que requiere varios intentos de lectura. Espero que esta reseña sea lo suficientemente útil para guiarte por las calles desiertas de Comala. Te aseguro que “Pedro Páramo” se convertirá en una de esas novelas a la que volverás muchas veces, y cada vez que lo hagas descubrirás cosas nuevas que se grabarán en tu memoria para toda la vida.
Algunas curiosidades
Seguramente has leído por ahí una breve conversación que corresponde al encuentro que tuvieron en la Ciudad de México en el año 1973 el maestro Jorge Luis Borges y Juan Rulfo. Ahora que ya sabes un poco más acerca de “Pedro Páramo”, comprenderás mejor este diálogo entre dos mentes brillantes que deja constancia de la gran admiración que sentían mutuamente estos dos grandes representantes del “Boom Latinoamericano”.
Rulfo: Maestro, soy yo, Rulfo. Qué bueno que ya llegó. Usted sabe cómo lo estimamos y lo admiramos.
Borges: Finalmente, Rulfo. Ya no puedo ver un país, pero lo puedo escuchar. Y escucho tanta amabilidad. Ya había olvidado la verdadera dimensión de esta gran costumbre. Pero no me llame Borges y menos «maestro», dígame Jorge Luis.
Rulfo: ¡Qué amable! Usted dígame entonces Juan.
Borges: Le voy a ser sincero. Me gusta más Juan que Jorge Luis, con sus cuatro letras tan breves y tan definitivas. La brevedad ha sido siempre una de mis predilecciones.
Rulfo: No, eso sí que no. Juan cualquiera, pero Jorge Luis, sólo Borges.
Borges: Usted tan atento como siempre. Dígame, ¿cómo ha estado últimamente?
Rulfo: ¿Yo? Pues muriéndome, muriéndome por ahí.
Borges: Entonces no le ha ido tan mal.
Rulfo: ¿Cómo así?
Borges: Imagínese, don Juan, lo desdichado que seríamos si fuéramos inmortales.
Rulfo: Sí, verdad. Después anda uno por ahí muerto haciendo como si estuviera uno vivo.
Borges: Le voy a confiar un secreto. Mi abuelo, el general, decía que no se llamaba Borges, que su nombre verdadero era otro, secreto. Sospecho que se llamaba Pedro Páramo. Yo entonces soy una reedición de lo que usted escribió sobre los de Comala.
Rulfo: Así ya me puedo morir en serio.
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